Cuando acecha un peligro, el instinto de los caballos les lleva a huir corriendo todos en grupo. Al depredador le parece entonces que está persiguiendo a un animal mucho más grande y potente: aislar a un miembro de la manada es más complicado. No obstante, si un caballo tiene que defenderse luchando, también lo hará, aunque siempre tratará evitarlo.
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